¿Alguna vez lo han invitado a participar de una reunión donde un señor, con una 
labia fenomenal, muestra las maravillas de un producto, producto que no interesa, y que le permite ser multimillonario en pocos segundos? Es más, ¡cuídese!, porque en estos tiempos de vacas flacas estas propuestas abundan y provienen de los flancos más insospechados…, amigos, parientes, y otras fuentes.
La propuesta, con detalles cambiantes, propone que Usted busque vendedores para los productos que se comercializan. Aparece en primera instancia como un intermediario[1]. En la forma práctica, Usted no es un intermediario sino un comprador. Solo será exitoso si logra encontrar esos vendedores, que en realidad son sus clientes, para colocar los productos.
En ese esquema, hacia arriba, hay un productor y una serie de intermediarios que solo ganan si el último vende pero…, siempre hay un pero, no son intermediarios comisionistas sino solo vendedores y clientes que se compran entre ellos hasta que el último se queda con el producto. Si ese último no existe, el anterior contra su voluntad se queda con el producto y la desgracia comienza a tomar forma.
Estos mecanismos, llamados de “aeroplano” son variantes de los “Esquemas Ponzi” siendo estos aquellos donde la inversión nunca se recupera. Solo puede compensarse si un nuevo proyecto de inversión subsidia al anterior.
En la técnica, todo proyecto es viable cuando el valor económico de lo que se produce, materializado en las ventas menos los costos de recursos, superan la inversión. Entonces, si invierto 100 en la esperanza de cobrar 110, toda vez que esos 10 de diferencia me interesen me quedaré esperándolos y repitiendo el fenómeno las veces que quiera. Mi ganancia es genuina, vale 10, e invita a repetirlo. Se llama a estos mecanismos “Esquemas Minsky”.
El otro esquema, el Ponzi, no presenta esos números. Este esquema se activa cuando recupero menos que lo que invertí, por ejemplo, 90 habiendo invertido 100. ¿Pero porqué haría yo semejante cosa? Bueno, quizás piense que invertir 100 contra 90 me da espacio para invertir otros 120, 120 que no son míos sino prestados, sirviendo esos 120 para encontrarme con lo que falta a esos 90 para que me interese. Mientras haya alguien dispuesto a entregar los 120, mi negocio podría ir cerrando… pero en algún momento rompe.
¿Pero el Esquema Ponzi es fraudulento? Si claro. Cuando se utiliza sucesivamente es fraudulento. Pero si el Esquema Ponzi es provisorio para introducirse en un nuevo mercado, ese esquema sería una inversión neta que permite acceder al estable Minsky. Por ejemplo, el caso Amazon en sus orígenes combinó un Ponzi con un Minsky y ahora es lo que es.
Argentina, con el nuevo gobierno, ha pensado en un Esquema Ponzi para activar el desarrollo, pero aún no ha llegado al Minsky. El problema es si logrará acceder a él.
En el inicio, el gobierno disminuyó sus expectativas de ingresos públicos reduciendo las retenciones a las exportaciones. Con el desfinanciamiento público en vista, diseñó toda una serie de bajas de gasto y endeudamiento que permite solventar el Ponzi autoinfligido. Todo esto en la expectativa que los procesos de inversión incrementarían la base imponible, se cobrarían más impuestos, se resolvería la inflación y todo encaminaría a nuestra Argentina hacia un esquema Minsky. Pero, como siempre hay un “pero”, las empresas no han invertido.
¿Por qué?
Porque el esquema macroeconómico resultante requiere bajos salarios. Obsérvese que al bajar las retenciones se invita a exportar y eso es solo compatible con tipo de cambio alto, entonces, salario bajo. Además, la baja del gasto público implica salarios públicos bajos. Como la estructura económica Argentina es básicamente asalariada, las empresas entendieron rápidamente que si ellas invertían entraban en un Esquema Ponzi sin salida. Ese esquema podría ser provisorio si las empresas observaran capacidad de consumo en el mercado pero, a todas luces, no es ese el plan y, por ello, no hay en el horizonte un Minsky que compense.
Los Esquemas Ponzi en el límite quiebran…
Esperemos que Argentina no.
[1] no vamos a dañar su ego diciendo que tiene que embarrarse en vender lo que la gente no quiere comprar
Profesor José Luis Infante 